La verdad es que me ahogo sin pena,
por lo menos he resistido al engaño:
no participé de la fiesta suave, ni del aire cómplice,
ni de la noche a medias.
Muerdo todavía y aunque poco se puede ya,
mi sonrisa guarda un amor que asustaría a dios.

Susana Thénon (Fragmento de Poema)

lunes, 13 de diciembre de 2010

La que busca

Entrevista publicada en el suplemento Rastros del diario La Opinión de Rafaela. el día 12-12-10.

La que busca.
Luvi Torres es cantante y compositora bonaerense. Presentó su más reciente disco “El último intento arrebatado” el 28 de noviembre en vivo, y en un escenario nada habitual: la plaza 25 de mayo en el marco de la Radio Abierta realizada por Enredadera, por el Día de Lucha en contra de la Violencia de Género. Aquí, una entrevista en la que nos cuenta su recorrido como artista.
La improvisación como escuela.
Luvi Torres, cantautora de apenas 21 años, nacida en Buenos Aires, es dueña de una voz única que no sólo se manifiesta en su música. Poeta, deja ver la urgencia de sentir la vida, de sentirse viva en “Enjambre”, el último libro de poemas editado de manera independiente: Dóbleme. /Quiero ser hendija de su anhelo, /la esquina /en donde el polvo tenga espasmos, /allí donde el tiempo deslice el sudor, /en reverso.  /Dóbleme.  /Quiero ser una historia, /una llanura blanca /con árboles de palabras invisibles…  /Quiero ser reversible;  /atentar al azar, desfragmentada, /a la concepción de la errática destino, /de la vida /extirpada,  /el corte.   /La viuda /Una hoja /El albor  /me gusta que me ardan.   /Dóbleme.  /Quiero ser susceptible, /quiero doler el pliegue en su alcance /a mis costas, /que me abrace.  /Quiero doler el cuidado, /quiero doler el descuido.  /Quiero doler el /amor.
Inquieta, carismática y sensible, ha recorrido numerosos paisajes argentinos entre los que se destacan Mendoza, Córdoba, Rosario y Buenos Aires, su casa natal, presentando sus creaciones. A pesar de sus escasos años, Luvi tiene una extensa formación artística polifacética que comienza a los 8 tomando clases de canto lírico. Profesora en Bellas Artes, reniega de los formalismos y se define como autodidacta en cuanto a su educación musical.
En su segunda visita a Rafaela invitada por Enredadera, grupo de mujeres y feministas, presentó en vivo su actual disco “El último intento arrebatado”, en el marco de la Radio Abierta realizada el pasado 28 de noviembre en la plaza 25 de mayo, adhiriendo a la lucha en contra de las violencias de género. Compartimos aquí el diálogo que sostuvimos horas antes de su regreso a Buenos Aires, a punto de comenzar una gira por Latinoamérica.
¿Por qué pensás que quien prologa tus libros/discos te presenta como “la voz” y te define a través de la frase “la canción se hizo mujer”? ¿Se podría pensar en el eje música-mujer  atravesando tus producciones?
A la música la siento como un canal energético que es femenino, ligado a la mujer, a la fecundidad. La música para mí tiene el poder de sembrar, ya sea un pensamiento con una lírica o un sentimiento transmitido desde la simple vibración que penetra en cada persona y que tiene la capacidad de sembrar y de fecundar ideas y sensaciones.  En ese sentido la comparo a la mujer que también tiene la capacidad de crear, de atravesar con fortaleza la vida. Empecé improvisando, buscando timbres con la voz lavando los platos, la música me atraviesa desde lo cotidiano y eso me dio soltura a la hora de cantar también en público, la música como la vida. Ese integrar los sonidos a cada cosa cotidiana lo siento como un juego, un recuperar el lugar de las niñas que fuimos, un vivir desde el juego.
Y los timbres son la resultante de sentirme profundamente atraída por las músicas folclóricas de todo el mundo, y a partir de esa atracción empezar a generar las propias sonoridades, como una especie de clown. Hay una búsqueda de lo primitivo en el sentido de la relación del ser humano con la naturaleza, algo que se perdió y que tiene que ver también con esto del juego.
Comenzaste tu formación muy tempranamente, ¿qué espacios transitaste y cuáles son tus búsquedas actuales?
No considero tener una gran formación desde lo formal, en principio porque soy muy mala estudiante y además soy muy curiosa, me gusta mucho atravesar las cosas con el ensayo y el error y desde la ignorancia. La única escuela que me interesa en este momento es la de la improvisación, y llamo improvisación a la vida misma. Siento que es un camino difícil pero por ahí transita mi búsqueda con la música ahora.
Antes hacía muchas cosas al mismo tiempo, pintura, dibujo, guitarra. Cuando me di cuenta, ya estaba en una escuela de música, estaba en tal proyecto, con tal grupo de personas. Ahí surgió la incertidumbre de a qué quiero dedicarme, qué puedo hacer, cuál es mi camino. Después entendí que cualquier camino puede ser, basta con que una se entregue y lo crea posible. Eso hice, pero esa elección no fue sin angustia. Estaba en tercer o cuarto año del Bellas Artes y empecé a sentir que era la música lo que me llamaba,  como puedo sentir mañana que es otra cosa. Eso es lo que me pasa, interpreto que son momentos de la vida.
Este momento musical me encuentra como una persona creadora, en el sentido total de la palabra: desde el disfrute de cocinar hasta el de componer. Si esa creación se produce de manera colectiva mucho mejor. Este momento musical en potencia me permite proyectar humanismo y aprender de eso, pero mañana ese disfrute puede encontrarme en mi casa pintando y va a estar bien porque va a ser escuchar a mi corazón, a mi cuerpo que está diciendo “es un momento para esto”. Si el cuerpo me lo pide lo voy a escuchar, en cualquier modo de expresión con el que me sienta cómoda.
Hay una voz muy personal en la música, ¿qué búsqueda hay ahí, qué es lo que querés decir con tus letras?
Si lo supiera no habría búsqueda, pero hay un recorrido previo a llegar al folclore y a llegar a cantar en castellano. Después del lírico, me meto en el jazz, en el blues, en la música negra, mucho antes de llegar a hacer mi propia música. Allí ni siquiera me planteo qué es lo que quiero decir, sólo sale como una suerte de descarga emocional. Nace como un canal a través del cual abordar sentimientos que no se podían consumar, para tratar de entender lo que estaba o no pasando, para tratar de entenderme.
En este momento dejé de lado esa cuestión exclusiva de descarga emocional y comencé a conectarme con otras cosas y ahí es donde surge el qué decir, el qué querer decir, que está ligado a una falta. Antes era una falta emocional personal, ahora siento que es una falta emocional del mundo, de la tierra, de la sociedad, de las mujeres. Y en ese sentido sí, muy ligada a la lucha, a la siembra de pensamientos, de acciones, de ideas y de cosas bonitas que hacer por nosotras mismas, por otras y otros y por nuestro planeta. Considero que para eso tengo que prepararme, vivir, atravesar experiencias que es lo que intento hacer en este viaje que emprendo.
¿Así surge la idea de viajar por Latinoamérica?
En principio nace como la idea de aprender música, aprender el folclore de cada lugar, porque me encontré descubriendo y haciendo folclore sin conocer profundamente esa tradición. Por eso también mi música es una mezcla de cosas y además es un intento por encontrar un modo de expresión propia. Empiezo a ver el lado social de la cuestión y a sentir que me falta tanto por vivir y entender para poder decir. Este año es cuando me doy cuenta de que tenía que dejar de cantar desde el lugar que lo hacía, salirme de mí. Hay tanto que cantar que tiene que sonar, que se tiene que decir. Este viaje nace con la idea de “mucha calle por andar”. Es una etapa de mi vida que la siento como de observación y de vivir experiencias, y que se manifiesta en una economía en el uso de recursos musicales, sin vaciarlo del contenido del que hablábamos antes. Etapa de escuchar más que decir, para después poder decir algo más interesante.
¿Cómo te sentiste tocando y cantando en la plaza y por qué elegiste visitarnos nuevamente?
En Rafaela me sentí recibida, abrazada a comienzos de año cuando vine por primera vez, y volver es un gusto, un placer. Ahora me encuentro un poco más inmersa en la lucha en muchos sentidos y abro los ojos a muchas cosas que antes veía o no pero no me atravesaban y ahora siento que estoy ahí y tengo que hacer algo. Me urge estar presente para eso.  Y las Enredaderas están en esa, para mí es muy importante el laburo que hacen, porque hay tantos que lo ven y no hacen nada, o no lo ven, o tienen miedo. Realmente siento que estoy empezando ahí, que estoy aprendiendo de esta experiencia acá. En la radio abierta entregué volantes y me sentía una heroína, porque pensaba en las mujeres y niñas de distintas edades que estaban recibiendo algo más que información sobre la violencia, estaban quizás sabiendo que podían contar con alguien, que no estaban solas. Es un laburo importantísimo el que hacen para mí en ese sentido. Lo comparo a la cultura independiente a la hora de por ejemplo hacer un disco o un libro, que yo digo que es amor. Y veo lo mismo con el laburo de Enredadera. Siento que somos como un hormiguero, y que no trabajamos para una reina, trabajamos para todos y todas nosotras, desde nosotras. Un colectivo que trabaja de ese modo, permite que se manifiesten las individualidades, y a su vez potencia el trabajo colectivo. Cuanto más grande es el colectivo más lindas son las cosas que hacemos.
Eso se manifiesta en mi música, por eso la urgencia de decir otra cosa y la búsqueda de la que hablaba. Me siento parte cada vez más de ese colectivo, lo necesito y necesito nutrirme de eso para nombrarlo. Por eso unir lazos, crear redes, que es lo que hacen acá, me llama la atención. Me encanta sentirme parte de eso y aportar a eso.
Se puede pensar en una búsqueda de economía en recursos musicales, en paralelo con una economía en la manera de editar tus trabajos y en el modo de emprender el viaje. En ese sentido la historia de cómo llegaste a grabar tu último disco es un ejemplo de las dificultades que se tienen a la hora de editar de manera independiente y con escasos recursos.
Hace un par de años que intento grabar el disco con muchas complicaciones, incluso desde la grabación del anterior disco “Ave carroñera”. Cuando estaba por salir la posibilidad de grabar el disco con un productor del mundo independiente que además es amigo y con quien me sentía muy cercana desde lo creativo, por una cuestión de tiempos e imposibilidades materiales no pudimos concretarlo. Íbamos a grabar entre marzo y mayo de este año. En ese periodo hubo ofrecimiento de producirme y grabarme de otras personas a las que rechacé. Y me encuentro a mitad de año sin el disco, y sin poder continuar recorriendo las provincias que era lo que tenía pensado. Lo sentí como un intento fallido más. Y pensé “no quiero más productor, hago un disco en vivo”. También tuve varios intentos de grabarlo de ese modo, hasta que finalmente y con inconvenientes también, se pudo grabar, con varios músicos amigos, todo de corrido y en la primera toma. A este disco lo siento como cierre de una etapa, conceptualmente, y en lo emocional. Siento que necesito madurar desde lo musical y desde lo humano. Este disco es el último intento arrebatado de grabar un disco y de cerrar una etapa.
Dice Luvi en la gráfica de su disco: El último intento arrebatado es un disco en vivo, o un disco vivo, al fin y al cabo. Desarreglado, improvisado, arrebatado y compartido. Fue posible gracias a todos aquellos que me honraron con su cariño y compañía, quienes brindaron desinteresadamente su abrazo a este conjunto de canciones desordenadas.
Vale la pena escucharlo. Y escucharla.
Por Dahiana Belfiori.

No hay comentarios: